sábado, 12 de enero de 2008

29 DE AGOTO DE 1916

El naufragio
según los informes
del departamento de marina.


El 29 de Agosto amaneció un día estupendo con una ligera brisa del NE; a mediodía el termómetro marcaba 26º, dos menos de lo habitual. El “Memphis” seguía fondeado a media milla de tierra, en 17 metros de fondo y con nada menos que 128 de cadena, lo que indica que Beach no se confiaba de la zona.El Memphis estaba fondeado en la desembocadura de un río, completamente abierto desde el E al WSW y en una zona donde los vientos dominantes (componente E-12 nudos en Agosto).


Cerca del río Ozama estaba el centro histórico de Santo Domingo y la fortaleza Ozama, coyunturalmente ocupada por los marines y convertida en “Fort Ozama”, y entre dicha fortaleza y el “Memphis” (a unos 500 metros del crucero) estaba fondeado el cañonero “Castine”, un cascajo de 22 años que había tenido que ser cortado en dos y alargado hasta los 62 metros de eslora para hacerlo más estable.




Sucesos en la tarde del 29 de agosto2.50 p.m. salida hacia tierra del equipo de béisbol del crucero y algún “franco de paseo”. También el almirante salió “franco”: en principio él y el comandante estaban invitados a un concierto en la Catedral a primera hora de la tarde pero, hábilmente, Beach alegó trabajo pendiente y Pond desembarcó acompañado de un par de ayudantes para, ya en tierra, reunirse con el cónsul norteamericano antes del concierto.


El Capitán de Fragata Bennett comandante de Castine se encontraba visitando al dentista en el Memphis” y su lancha llegó al portalón a la 1:00 p.m..)


3:15 p.m. una anormalidad fue detectada en el acto por el Segundo a bordo el CC Williams, que supervisando el adrizamiento de un chinchorro se percató de un atípico balance. Williams echó un vistazo al barómetro comprobó que marcaba 30,09 pulgadas (1.019 milibares “no usual”, pero lo cierto es que estos 4 milibares estaban por encima de la normal para esta zona en Agosto.


Williams transmitió esto Beach quien se encontraba con la visita de Bennett y salieron los tres a cubierta, hacia alta mar se veían olas de considerable tamaño acercándose desde el SE.


3:30 p.m. el “Castine” daba serios bandazos y, en tierra, estaba formándose una peligrosa rompiente. Ambos comandantes debieron pensar lo mismo y, mientras Bennett salía en una lancha. Beach ordenó levantar presión en las calderas; eran las 3;30 p.m. y por fuerza hubo de pensar que de salir todo como en el último “ejercicio” tendría presión hacia las 4:10 p.m. Una de las lanchas enviadas por el Segundo a bordo ya había entrado en puerto pero, visto el aspecto que tomaba la rompiente, el comandante ordenó hacer regresar a la que todavía estaba en camino; antes de que pudiera izarse la señal, la embarcación también cruzó la barra y se coló en el río, por lo que Beach ordenó hacer señales a la guarnición de “Fort Ozama” en el sentido de retener en tierra ambas embarcaciones y el personal anexo.


3:30 p.m. la cosa empezó a ponerse fea; el problema era un horrible balance que, además de disminuir la eficiencia del carboneo “manual” de las calderas, hacía que algunas olas que ya empezaban a romper lo hicieran en la cubierta de botes, enviando cascadas de espuma a través de los ventiladores y “apagando” los ánimos de personal y el material. Se suponía que tapar dichos ventiladores era trabajo de los chicos de máquinas, pero por allí todo el mundo andaba paleando carbón



3:50 p.m. dos embarcaciones más del una del “Memphis” y otra del “Castine” habían sido despachadas fuera de la rada con idea de recogerlas en sondas mayores y con olas más manejables, los pasmados ocupantes del crucero vieron cómo su atiborrado bote a motor aparecía por la boca del río, de regreso a bordo, una maniobra carente de sentido por la imposibilidad de izarlo, pero ni siquiera hubo ocasión de hacer el intento porque a mitad de camino la embarcación zozobró causando la muerte a 25 de sus 31 ocupantes.


La lancha había naufragado a unos 300 metros del “Castine” y más hacia tierra, justo cuando tras levantar una precaria presión, su comandante se disponía a abandonar el fondeadero; Bennett intentó ayudar entrando en rompientes peores que las que trataba dejar atrás hasta que, tras arrojar algunos salvavidas a los náufragos, se vio forzado a salir a alta mar para evitar que su dotación corriera la misma suerte.


4:45 p.m. . Tras embarrancar la mar que rompía contra su costado fue empujando al crucero hacia tierra


5:00 p.m. . Quedó, con la proa a unos 15 metros de tierra y la popa a otros 30 metros.


Durante un tiempo el crucero permaneció escorado a babor y balanceándose con cada ola hasta quedar inmóvil y casi adrizado al perder flotabilidad, pero mucho antes se había agrupado a la dotación en las cubiertas altas e iniciado el salvamento con ayuda de la población local, la guarnición de marines de Fort Ozama y los “francos de paseo” que habían salvado la vida por falta de espacio en la embarcación zozobrada; también estaba en el acantilado el Contralmirante Pond.


8:30 p.m. Surgieron dificultades con las guías, pero gracias a los “francos” pudo tenderse un andarivel al que siguieron otros cuatro y al poco la dotación del “Memphis” desembarcaba al ritmo de cinco personas por minuto. Uno de los primeros fue el CC Williams, comisionado por Beach para organizar una recepción en tierra que se presentaba complicada porque los heridos representaban la cuarta parte de la dotación. Quienes no estaban en condiciones de agarrarse a un cabo fueron “transferidos” a tierra en sacos de carbón, aunque para “aterrizajes” peculiares narramos el del barbero de a bordo, que acabó nadando con un mono a cuestas (ambos se salvaron).


El “Memphis” estaba frente a un suburbio cuya iluminación dejaba bastante que desear, pero cuando cayó la noche había ya tal cantidad de mirones con automóviles que el salvamento pudo continuar a la luz de los faros hasta finalizar.

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